lunes, 30 de noviembre de 2009


La gente se pregunta a menudo sobre el papel que desempeñan los periodistas. No obstante, los periodistas están en vías de extinción. El sistema ya no quiere más periodistas. En este momento, puede funcionar sin ellos o, digamos, con periodistas reducidos a meros obreros de una cadena de montaje, como Charlot en la película "Tiempos Modernos", es decir, meros trabajadores que hacen retoques en los partes de agencia. Es necesario ver lo que son las redacciones actuales, tanto en los periódicos como en las radios y las televisiones. La gente conoce a los periodistas famosos que presentan los telediarios de la noche, pero detrás de ellos se esconden miles de periodistas que, sin embargo, son los que alimentan la maquinaria. La calidad del trabajo de los periodistas se encuentra en regresión, al igual que su estatus social. Se está produciendo una taylorización del trabajo de los periodistas.

En nuestro tiempo, el periodista está en vías de desaparición. Pienso que es un tema de actualidad y todos somos conscientes de que lo que se está produciendo hoy en día, especialmente en el ámbito de las nuevas tecnologías, concierne directamente a esta profesión.

Estamos asistiendo a una doble revolución, de índole tecnológica y económica. Quizás estamos experimentando, en este momento, lo que podría denominarse una segunda revolución capitalista. Esta revolución comporta muchas transformaciones y modifica sustancialmente el mundo de la comunicación y, en particular, el ámbito de la información, en la medida en que da lugar a una entronización del mercado y a la mundialización de la economía. Todo esto está en el centro mismo del tema que nos ocupa.

Ciertos elementos justifican la toma de conciencia de la transformación del periodismo. ¿Provocará esta mutación la desaparición del periodismo? Es la pregunta que, por supuesto, todos nos planteamos y a la que, me imagino, nadie se atreve, de momento al menos, a contestar. Me parece que una de las consecuencias de esta doble revolución es el siguiente fenómeno.

El periodista de ayer y el de hoy

Teóricamente, hasta ahora, se podía explicar el periodismo de la siguiente manera. El periodismo tenía una organización triangular: el acontecimiento, el intermediario y el ciudadano. El acontecimiento era transmitido por el intermediario, es decir, el periodista que lo filtraba, lo analizaba, lo contextualizaba y lo hacía repercutir sobre el ciudadano. Ésa era la relación que todos conocíamos. Ahora este triángulo se ha transformado en un eje. Está el acontecimiento y, a continuación, el ciudadano. A medio camino ya no existe un espejo, sino simplemente un cristal transparente. A través de la cámara de televisión, la cámara fotográfica o el reportaje, todos los medios de comunicación (prensa, radio, televisión) intentan poner directamente en contacto al ciudadano con el acontecimiento.

Por tanto, se abre camino la idea de que este intermediario ya no es necesario, que uno ya puede informarse solo. La idea de la autoinformación se va imponiendo. Es una tendencia ciertamente peligrosa. Ya he tenido ocasión de desarrollarla, porque se basa esencialmente en la idea de que la mejor manera de informarse es convertirse en testigo; es decir, este sistema transforma a cualquier receptor en testigo. Es un sistema que integra y absorbe al propio testigo en el suceso. Ya no existe distancia entre ambos. El ciudadano queda englobado en el suceso. Forma parte del suceso, asiste a él. Ve a los soldados norteamericanos desembarcando en Somalia, ve a las tropas del señor Kabila entrando en Kinshasa. Está presente. El receptor ve directamente y, por tanto, participa en el acontecimiento. Se autoinforma. Si hay algún error, él es el responsable. El sistema culpabiliza al receptor, y éste ya no puede hablar de mentiras, puesto que se ha informado por su cuenta.

De la misma manera, el nuevo sistema da por buena la siguiente ecuación: "ver es comprender", lo cual puede parecer muy racional. Podemos decir que la racionalidad moderna, derivada del Siglo de las Luces, se ha construido en contra de esta ecuación. Ver no es comprender. Sólo se comprende con la razón. No se comprende con los ojos o con los sentidos. Con los sentidos, uno se equivoca. Por tanto, es la razón, el cerebro, el razonamiento, la inteligencia, lo que nos permite comprender. El sistema actual conduce inevitablemente o bien a la irracionalidad o bien al error.

El principio de la actualidad

Otra transformación es la que experimenta el principio mismo de actualidad. La actualidad es un concepto fuerte en el contexto de la información. Ahora bien, la actualidad es básicamente lo que dice el medio de comunicación dominante. Si éste afirma que algo forma parte de la actualidad, los demás medios de comunicación lo repetirán. Como el medio dominante actual es la televisión, será ésta el vector principal de la información y ya no solamente de la distracción. Es evidente que la televisión impondrá como actualidad todos aquellos acontecimientos que sean propios de su ámbito, acontecimientos esencialmente ricos en capital visual y en imágenes. Cualquier suceso de índole abstracto no estará nunca de actualidad en un medio de comunicación que ante todo es visual, porque entonces ya no se podría jugar con la ecuación "ver es comprender".

El sistema actual transforma asimismo el propio concepto de verdad, la exigencia de veracidad, que es importante en el ámbito de la información. ¿Qué es cierto y qué es falso? El sistema en el que evolucionamos funciona de la siguiente manera: si todos los medios de comunicación afirman que algo es cierto, entonces ¡es cierto! Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es cierto, pues es cierto, aunque sea falso. Evidentemente, los conceptos de verdad y mentira han variado. El receptor no tiene más criterios de apreciación, ya que sólo puede orientarse comparando las informaciones de los diferentes medios de comunicación. Y si todos dicen lo mismo, está obligado a admitir que es verdad.

Por último, ha cambiado otro aspecto, el de la especificidad de cada medio de comunicación. Durante mucho tiempo, se podían contraponer entre sí prensa escrita, radio y televisión. Es cada vez más difícil hacer que compitan entre sí, porque los medios de comunicación hablan de sí mismos, repiten lo que dicen los otros medios de comunicación, lo dicen todo y, a la vez, dicen lo contrario. Así, pues, constituyen cada vez más una esfera de la información y un sistema único en el que es difícil hacer distinciones. Se podría decir también que este conjunto se complica aún más a causa de la revolución tecnológica. Se trata básicamente de la revolución numérica.

martes, 10 de noviembre de 2009

El Periodismo Ciudadano

Esta cuestión del periodismo ciudadano lo cierto es que asusta un poco. Los jóvenes periodistas nos preguntamos, ¿hasta qué punto, este chaval o aquella mujer mayor que viajan junto a nosotros en el Metro nos pueden dejar sin empleo? No dudo que esas personas tengan capacidad (incluso más que yo) para contar una historia a un público. Sin embargo, siento defraudarles diciéndoles que nosotros, los periodistas, por el mero hecho de recibir este nombre, somos los únicos capaces de practicar el PERIODISMO. Por varias razones.

Para empezar, las fuentes. Es bastante evidente que, a la hora de contrastar informaciones, muy pocos ciudadanos tienen los contactos de los que sí disponemos los periodistas, por el simple hecho de que estos son necesarios a la hora de llevar a cabo nuestra obligación, que es elaborar una información eficaz y completa. Y sí, no discuto que la gente de a pie pueda aportar información muy valiosa, pero sin contrastarla no sirve de nada y se puede llegar a meter la pata muy y mucho.

También es cierto que hay ocasiones en las que los ciudadanos están mejor situados para informar que los propios periodistas. Tal es el caso de aquellas personas que, sin comerlo ni beberlo, se ven inmersas en un suceso relevante. Estas podrán contar con total claridad lo que ellas han visto, pero yo me pregunto: ¿esto es periodismo? Creo que no. Porque hacer periodismo no significa solamente contar aquellos de lo que has sido testigo, sino también tratar la información, ir más allá: contrastar diferentes opiniones, indagar en las posibles causas, etc.

El Periodismo en Venezuela

Medios Periodisticos


Medios creíbles y periodísticos

En la mayoría de estos artículos, editoriales o manifiestos, unos sostienen que no es el momento de ser neutrales sino el momento de sacar a Chávez, los otros responden que no es el momento de ser imparciales sino el de defender la revolución.

Omiten estos periodistas y esos medios la posibilidad de que las audiencias no les estén solicitando que sean imparciales ni neutrales sino simplemente creíbles, y que hagan buen periodismo. Un medio no tiene por qué ser neutral pero puede ser creíble, incluso por sus adversarios.

De hecho, ni en el periodismo venezolano ni en el de los países democráticos se han entendido nunca los términos de neutralidad, imparcialidad u objetividad como sinónimos de una ausencia de posición o una orientación a no tomar partido. Olvidan que El País de España tiene una posición y que la misma es diferente de las posiciones de El Mundo o de ABC. Que la revista Panorama de Italia se lee como una revista de las izquierdas mientras que L’Espresso es leída como revista de derecha. Posiciones diferentes tienen Le Figaro, Nouvel Obs, Le Monde o Il Manifesto. Y nunca, jamás, han renunciado a sus puntos de vista los diarios norteamericanos, unos más republicanos y otros más demócratas. Han objetado sistemas de gobierno, pero intentan preservar siempre los códigos de hierro sobre los que se levanta el mejor periodismo del mundo

El Periodismo en Venezuela

“El periodismo venezolano está en su peor momento porque la misión fundamental del periodismo y de los periodistas es la búsqueda de la verdad y ese es un valor que hoy en día está desechado, porque hay otros intereses de orden político que predominan cuando se hace periodismo.” Eleazar Diaz Rangel.

Es bien sabido que la Ley de Ejercicio del Periodismo, prohíbe a personas no graduadas en comunicación social ejercer la profesión, pero la ley de por si no ha impedido tal cosa y a través del tiempo ha quedado en letra muerta. Independientemente de si se está de acuerdo o no, la verdad es que el periodismo está cambiando en Venezuela, incluso el modelo comunicacional en el mundo sufre cambios. Hoy día el oficio del reportero gráfico está mutando, pues para las empresas privadas de comunicación no hace falta que sean periodistas, ni siquiera fotógrafos. Muchos de mis amigos reporteros gráficos se iniciaron como choferes, y como la tecnología es accesible, con un poco de deseo de superación y las necesidades de los dueños de medios a pagar sueldos bajos, permiten a los camaradas hacer dos oficios, chofer y fotografo. No es un cuestionamiento, es una realidad. La tecnología ha avanzado tanto que desde un Black Berry se puede hacer periodismo, escribir, tomar fotos y enviar la nota a cualquier lugar del mundo. Por eso los comunicadores prefieren como regalo del día del periodista el bendito aparato.

Pero los cambios, gusten o no, son más complejos, y las escuelas de comunicación social, donde un semestre puede llegar a costar seis mil bolívares fuertes, son responsables de formar un contingente de comunicadores en un sistema comunicacional capitalista, en el que no podrán sobrevivir, a menos que castren la independencia de su pluma y practiquen la autocensura de su pensamiento ideológico. Las ciencias de la comunicación son relativamente nuevas y las investigaciones sobre la materia, tanto en las universidades públicas como privadas, son pocas y deficientes. Por ejemplo, cuando recibí el título de comunicador en la Universidad del Zulia, hicimos un debate de por qué en 20 años no había una sola investigación para reformar el pensum de estudios. Eso fue en 1995, y hasta la fecha, según me lo confirma un profesor de dicha universidad, tampoco se ha reformado el pensum. Por otro lado, la visión mercantilista infectó a las universidades. La carrera de comunicación social tiene una gran demanda, es decir, es un negocio redondo para las universidades privadas. Por eso el semestre es tan costoso, por eso no hay suficientes cupos en las públicas y los estudiantes excluidos deben ingresar en carreras humanistas como Letras, para luego solicitar el cambio. Pero lo más grave son la calidad de los profesores, pues en varias casa de estudio privadas contratan periodistas, más no docentes. Son comunicadores con experiencia pero sin formación pedagógica que a su vez enseñan un programa anacrónico. ¿Por qué lo hacen?, pues porque los periodistas cobran menos que un docente bien formado.

La formación es mala, la estructura jurídica no responde a una nueva realidad y lo peor, es que los medios privados son comprados por grupos económicos que utilizan los medios como oficinas de relaciones públicas para negocios de otra índole. No es casual, que el dueño de un medio, sea siempre el dueño de una empresa constructora, una agencia de venta de autos, etc. No es casual que el dueño de un medio apoye candidaturas políticas para luego hacer negocios. El medio de comunicación es una herramienta para conseguir otros beneficios, otros contratos, y aunque el periodista lo sabe, es vulnerable a un sistema en el cual no tiene ningún tipo de injerencia. Por eso el periodista busca la fama, popularidad y con ello la publicidad, un camino natural para sobrevivir en el inhumano sistema capitalista. Es un problema de supervivencia, de llamar la atención con noticias falsas o ciertas, pero en el capitalismo hay que sobrevivir, sin importar que muera la ética. Sucede en el mundo, sin importar ideología política o creencia religiosa. Sucede porque el capitalismo está esparcido mundialmente. Si el capitalismo está colapsando, es obvio que el periodismo esté cambiando en todo el mundo.